viernes, 5 de marzo de 2021

MIS CLASES

 

Cuando empecé a dar clase, dedicábamos tiempo a hablar de la hora en el aula. Cuando empecé a dar clase de español, mis alumnos aprendían a leer la hora en un reloj. Es más, os voy a contar algo muy bizarro, mis alumnos llevaban reloj. Raro, ¿verdad? Mu’raro. Esto fue así hasta que descubrí que mis alumnos, si llevan algo en la muñeca es un cuñao electrónico de esos que te recuerdan el poco ejercicio que haces y lo fondón que te estás poniendo. ¿Tenía sentido dedicarle mucho tiempo a entender un reloj analógico cuando la hora se la da el móvil???? Yo entendí que no y me dediqué a enseñar los números con otras finalidades. Hacía años que no hablaba de aguja grande y pequeña. Hasta el otro día que al acabar la clase dos alumnas me dijeron que querían “mirar” la hora como yo en el reloj grande de la clase. Vale, ¿por qué os cuento esto? Porque creo que ilustra cualquier clase, pero especialmente una clase de ELN ¿Qué proporción de una sesión puede estar prevista y qué proporción hay que reservar para lo urgente/emergente? Supongo que más que una cuestión de didáctica es de personalidad en ocasiones. Yo, de una sesión de 100 minutos, necesito saber qué voy a hacer, cómo, cuándo… en un 99% del tiempo, sabiendo que ese 1% me va a torturar hasta que empiece la sesión. Siendo coherente conmigo mismo, no os podría recomendar otro tipo de organización que no fuera aquella que pretende tener controlado todo. ¿Es realista? No, rotundamente no. Cada uno de los que tenemos la potra de dar clase de español sabemos que las sesiones de refuerzo lingüístico son en ocasiones tema emergente tras tema emergente. Una cosa es lo que tú sabes que tienes que trabajar con ellos, tu previsión de secuencias didácticas chachis, tus actividades maravillosas de la muerte que te van a dar el premio al mejor profesor de la galaxia y otra lo que ellos te piden o evidencian. Aunque recojas y desplaces al próximo día sus peticiones, siempre hay temas que no puedes dejar pasar. Siempre. En fin, menudo rollo os he cascado sólo para explicar que MIS clases no son tanto mis clases como LAS clases. Yo dispongo los elementos y su orden, y ellos se ocupan de descolocarlo y abrir nuevos caminos. Autoría compartida.

Atención, preguntilla: esto que os he contado evidencia una característica básica de los profes y más de los de ELN: la flexibilidad. Siempre tenemos que ir con el acerico lleno de alfileres preparado para ajustar lo que queremos que aprenda el grupo o alumna/o que tenemos ese día delante ¿Qué otras características pensáis que como docentes tenemos que tener los profes de ELN? ¿Qué conocimientos?

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