Sólo
usamos el 10% de nuestro cerebro, las moscas viven 24 horas, si dejas caer un
euro desde un rascacielos podrías matar a alguien, uno de los hemisferios del
cerebro es dominante y eso determina si somos más artísticos o más racionales,
si te tragas un chicle tardas siete años en digerirlo, Einstein suspendió
matemáticas, un año de perro son siete años de humano… Los Mitos, de verdad, son
sólo mitos. Creedme, lo del chicle es un mito. Pues la enseñanza/aprendizaje de
nuevas lenguas no se libra de sus propios mitos. En las siguientes entradas me
gustaría destripar alguno de ellos.
Mito
#1 Cuanto mayor sea la exposición a una lengua nueva, mejor. Hay que hablar en
castellano en casa.
Es
de pura lógica. Si yo quiero aprender algo, cuanto más tiempo le dedique antes
lo conseguiré. Claro que sí. Yo lo que no sé es por qué no se recomienda a
todas las familias que hablen en inglés con sus chavales. ¿No queremos que
todos nuestros chavales salgan de los coles e instis hablando inglés como Queen
Elisabeth???? Pues a hablar inglés en casa tooooodo el mundo.
https://www.youtube.com/watch?v=7gMnYKzJkik
Ay,
espera, que aquí hablamos inglés de aquella manera y no merece la pena tanto
esfuerzo. Esta es sólo una de las caras del asunto: el referente lingüístico
que ofrece una madre/padre no plenamente bilingüe no sirve para mejorar la
adquisición de una lengua nueva. Si acaso, sirve para entorpecer. Las
investigaciones más influyentes indican que es al revés. La lengua inicial/materna
usada en casa sirve de base lingüística y cognitiva e influye positivamente en
la adquisición de una nueva lengua. La capacidad de los alumnos para
desarrollar sus habilidades lingüísticas depende en gran medida de la calidad
de la aportación lingüística en su lengua materna en su hogar.
Mito
#2 Si estás aprendiendo español, aprender inglés es mucho.
Una de las dudas que surgen en los Centros
cuando vemos los esfuerzos de una chavalilla/o por aprender castellano es si no
sería mejor no complicarle su ya de por si complicada vida añadiéndole otro
idioma más. ¿No sería mejor quitarle el inglés? Pues a esta pregunta no hay una
respuesta tajante. Si miramos la literatura en Neurolingüística, aprender
idiomas, incluso simultáneamente, aporta muchos beneficios. Según varias
investigaciones, más beneficios que inconvenientes. Puede resultar difícil para
algunas personas aprender idiomas similares, como francés e italiano, al mismo
tiempo. Pero tampoco hay una regla establecida sobre esto. Algunos políglotas
disfrutan de este enfoque, de ese aprendizaje. A otros chavales les resulta más
fácil aprender idiomas que son muy diferentes entre sí, como el español y el
árabe, al mismo tiempo.
Cada alumno tiene su propio estilo. Pero
ninguna de estas son reglas con base neurolingüística. Decir que una persona no
puede aprender más de un idioma a la vez es un mito.
Puede que haya alumnos que les resulte más
fácil concentrarse en un idioma hasta que se vuelvan bilingües y luego comenzar
a aprender varios idiomas a la vez. Pero nuevamente, esa es solo una idea que
funciona para algunas personas y en otras no. En ocasiones tenemos que poner el
foco, no tanto en el aprendizaje de nuevos idiomas, sino en la enseñanza de
estos. Puede que ciertos métodos de enseñanza de las lenguas muy centrados en
la corrección gramatical sean una traba mayor que la capacidad de las personas
de aprender idiomas.
Mito
#3 Los niños pequeños aprenden mejor idiomas.
Todo
el mundo parece dar por sentado que los niños son los mejores aprendices de
idiomas. Reta a un niño de seis años a una carrera para aprender chino y te
dejarán boquiabierto, ¿verdad? Pues no.
De
acuerdo, cuando se trata del aprendizaje de idiomas, los niños tienen una gran
ventaja: son páginas en blanco. No tienen hábitos de pronunciación
preexistentes que interfieran con el nuevo idioma. No van a intentar darle
sentido a la gramática de la nueva lengua usando la gramática incompatible de
su lengua materna.
Además,
los niños son en mayor medida páginas en blanco en cuanto a identidad, por lo
que no les preocupa tanto parecer estúpidos. Esta es su mayor ventaja sobre los
adultos. Para aprender un nuevo idioma, es necesario dedicar mucho tiempo a
cometer errores y decir cosas requetemal. Para los adolescentes y adultos, esto
puede ser muy estresante. Para los niños, este es solo otro día en el trabajo.
Sin
embargo, continuamos creyendo que los niños aprenden un nuevo idioma más rápido
que un adulto. ¿Es esta superioridad real? Es difícil responder cuando no
aplicamos los mismos criterios de competencia lingüística para adultos y niños.
Los requerimientos para comunicarse como niño son bien distintos a los de un
adulto. Las construcciones de un niño son más cortas y más sencillas, el
vocabulario es relativamente pequeño cuando lo comparamos con el que es
necesario para un adulto si pretende mantener el mismo nivel de competencia en
la lengua nueva y en su lengua inicial. Los críos no tienen que aprender tanto
como un adulto para conseguir el nivel de competencia comunicativa que se les
supone.
Os
pongo un ejemplo en la frontera: los adolescentes. Dentro de la competencia
lingüística básica o conversacional, los adolescentes tienen que lidiar con un
quebradero de cabeza: la ironía y el sarcasmo. Es algo que un pequeñajo de seis
años no va a tener que “descifrar” y a un adolescente aprendiendo una nueva
lengua le puede exasperar. Trabajo de campo en el segundo recreo del Insti:
·
Me encanta
que el de mate me llame tonta a la p***
cara delante de toda la peña.
·
Sí, ¿no?
·
Uh hala,
tío, esos cascos son una mierda. ¿Quién te ha timao? Yo que tú, los tiraba para
no hacer el ridi. Dame, anda.
·
Ya, sí,
espera un poco.
·
Ay, perdona,
me acabé la palmera.
· Gracias, no esperaba menos de ti.
¡Qué
bonito ser adolescente!